El Gobierno español se plantea crear una estrategia conjunta de turismo de salud, según una información publicada por el portal Vozpopuli.com. No es una iniciativa nueva, puesto que desde 2013 se vienen elaborando planes gubernamentales en este sentido e incluso existe Spaincares, una asociación formada por hoteleros y clínicas privadas, que pretende hacer ruido en las instituciones para que se articule un plan de turismo sanitario y de salud en España. El problema del país mediterráneo, como en otras muchas áreas de sus acciones turísticas, es que no cuenta con productos definidos para explotar todos sus atractivos e informar correctamente al viajero.
¿Por qué este interés en el turismo de salud? No hay datos concluyentes sobre este sector, pero sí se saben dos cosas. La primera es que el turista que busca tratamientos de salud realiza un gasto mayor en el destino. La segunda es que, aunque se trata de volúmenes de turistas menores que los que llegan a un destino tras su buen tiempo y la playa, los ingresos que generan son más elevados. La OCDE estima que el turismo médico movió en 2009 cerca de 75.000 millones de euros en todo el mundo. Por su lado, la consultora Global Industry Analyst estima que en 2012 el sector facturó 70.000 millones de euros en todo el mundo y la previsión es que se alcancen los 128.000 millones de euros en 2015. En Europa, Turespaña estima que el turismo sanitario mueve a cerca de 9 millones de europeos en el continente. De media, el turista sanitario realiza un gasto medio de entre 1.200 y 2.500 euros por turista, de 6 a 10 veces más que la media.
Es necesaria una aclaración. El turismo de salud engloba al turismo de belleza y tratamientos en balnearios y spas junto con el turismo médico, que es el que realizan los viajeros interesados en someterse a tratamientos quirúrgicos, por ejemplo, o a inseminaciones artificiales. Un estudio cifra el volumen económico mundial de toda esta industria en 3 billones de euros.
Es decir, se trata de un segmento muy apetecible. Según un informe remitido a la diputada Laura Carmen Seara (Partido Socialista), el Gobierno facilitará visados por motivos de salud a ciudadanos de países árabes y del Magreb. No a cualquier ciudadano, sino a aquellos con un poder adquisitivo elevado. En localidades españolas como Marbella (Málaga) no es raro ver a ciudadanos de raza árabe, que poseen casas lujosas y negocios en la zona de la Costa del Sol. Este es el objetivo prioritario. Por su lado, los turistas que provienen del resto de Europa también son muy apetecibles, aunque estos se encuentran con menos problemas para llegar a España, ya que la circulación dentro de la Unión Europea es libre.
En este informe también se explica que el Gobierno va a crear una plataforma de promoción del turismo de salud, con una web específica, la presencia en congresos internacionales y el acuerdo con aseguradoras y clínicas para ofrecer precios competitivos. Pero lo más importante es la articulación de una estrategia para todo el país. No hay que olvidar que las competencias de promoción del turismo y sanitarias residen en cada comunidad autónoma, por lo que unirlas a todas bajo un mismo paraguas será el paso clave para dirigirse al turista de salud con una sola voz.
Turismo sanitario privilegiado
Si al final se crea esta estrategia unitaria de turismo de salud, será la envidia de otros sectores descuidados por el Gobierno. Por ejemplo, el turismo cultural. España dispone de un patrimonio arquitectónico, histórico, folclórico y costumbrista que pocas regiones tienen, pero uno de los problemas es que no se promociona de forma adecuada. El turista cultural, como el de salud, también cuenta con un poder adquisitivo más elevado y mayor formación intelectual, pero las administraciones españolas no se ponen de acuerdo para atraerlo. Los bienes culturales se consideran un añadido más del destino, en vez de la baza principal para captar al visitante.
El sistema sanitario español es uno de los mejores de Europa, cuenta con prestigio y los extranjeros lo saben. Sin embargo, también se ha sometido a diferentes recortes para los ciudadanos nacionales, sobre todo a raíz de la crisis financiera y económica iniciada en 2008. Atraer a ciudadanos exranjeros, con un alto poder adquisitivo, para que usen esta sanidad (pagándola de su bolsillo) puede ser visto como discriminatorio. Por otro lado, la mayoría de turistas sanitarios que procedan del Magreb o de países árabes se decantarán por las clínicas privadas, por lo que el Gobierno no podrá vender la calidad de la sanidad española, sino de las clínicas privadas que sólo están al alcance de unos pocos.