Hertz, la multinacional dedicada al alquiler de coches sin conductor, ha solicitado acogerse al capítulo 11 de la ley de quiebras de los EEUU, según ha comunicado la propia compañía. De esta manera, Hertz se protege frente a la quiebra y suspende la devolución de su abultada deuda, a la vez que puede dedicar sus recursos financieros para seguir operando el negocio. A diferencia de otras legislaciones de quiebras, la de EEUU está concebida para salvar las empresas que solicitan el concurso de acreedores y se usa habitualmente para reestructurar la deuda de las compañías. Con esta medida se paraliza el pago de los débitos y se consigue que la devolución de préstamos no reste recursos a las operaciones habituales.
En el comunicado, Hertz explica que “el impacto del Covid-19 en la demanda de viajes ha sido repentina y dramática, causando un descenso abrupto en los ingresos de la compañía y en las reservas futuras”. La actividad económica de Hertz en el primer trimestre de 2020 se ha visto muy afectada por la restricción de viajes, pues la empresa ha ingresado 1.923 millones de dólares (1.748 millones de euros), un 8,7% menos que en el mismo periodo del año pasado. Sin embargo, las pérdidas trimestrales se han duplicado hasta los 356 millones. Y esto se ha producido sólo con medio mes de inactividad en el trimestre, pues los movimientos de viajeros empezaron a resentirse a mediados de marzo en todo el mundo. La delicada situación financiera de la empresa también ha provocado un terremoto en su dirección, pues Paul Stone ha sido nombrado presidente y consejero delegado de la empresa en sustitución de Kathryn V. Marinello.
La empresa de alquiler de coches ha explicado que dispone de 1.000 millones en dinero efectivo con los que pretende hacer frente a los pagos de los próximos meses, como nóminas de empleados y otros costes. Hertz especifica que en función de lo que dure la paralización de los viajes por el Covid-19, la empresa puede recurrir a inyecciones de dinero para seguir realizando pagos. Asimismo, la solicitud de protección ante la quiebra no afecta a las operaciones de Hertz en Europa, Australia y Nueva Zelanda, ni a las regiones donde funciona como franquicia.
El negocio del alquiler de coches sin conductor está íntimamente relacionado con el de los vuelos y el movimiento de pasajeros en aeropuertos. En una carta que William Plamondon, presidente de la American Car Rental Association (ACRA), el lobby que agrupa a las principales empresas de alquiler de coches de EEUU, envió a Elaine L. Chao el 27 de marzo, secretaria del Departamento de Transportes de EEUU, explicaba que sólo se estaban alquilando el 20% de los vehículos en los principales aeropuertos en comparación con las cifras de marzo de 2019. La carta ya avisaba de que en muchos aeropuertos sería imposible seguir operando. En una comunicación previa, ACRA estimaba que las reservas en EEUU había caído entre un 50% y un 80% de febrero a marzo. La rentabilidad de Hertz es mínima, con un beneficio antes de impuestos de 13 millones y unos ingresos de 9.779 millones en 2019. Sin embargo, la empresa de alquileres tiene unos gastos elevados, el más relevante de ellos es su flota, que supone más de la mitad de todos los costes anuales. La otra partida de costes relevante para Hertz es la depreciación del valor de su flota, que se ha incrementado en el último trimestre en más de 100 millones con respecto al mismo periodo de 2019.
Los elevados costes, la falta de reservas y la abultada deuda son los principales problemas de la compañía. A 31 de marzo, Hertz debe 17.485 millones. Dos tercios de esta deuda procede de su flota de coches. Cada año, la empresa paga más de 800 millones de dólares en gastos por intereses, lo que significa que de continuar el escenario de falta de alquileres de coches por la restricción de viajes, tendría que usar los 1.000 millones de dinero en efectivo para devolver esos intereses en todo 2020. Sin embargo, con la solicitud de protección ante la quiebra, Hertz logra paralizar el pago de esos intereses y puede renegociar la refinanciación de su deuda, determinadas rebajas de la misma o vender unidades de negocio para obtener efectivo y devolver los préstamos. Mientras tanto, cuando los viajes vuelvan a recuperarse, la empresa podrá seguir operando con normalidad. Para disminuir los gastos, desde abril Hertz ha dado permisos y despedido a 20.000 empleados, alrededor del 50% de su plantilla, ha vendido vehículos de su flota, ha retrasado pagos y ha recortado el gasto en publicidad.
Los principales competidores de Hertz están en mejor situación financiera que la empresa y, de momento, tienen menos problemas para atravesar la crisis económica provocada por el Covid-19. Avis también ha ingresado un 9% menos en el primer trimestre de 2020, pero su deuda de 15.000 millones y tiene mayor rentabilidad. Además, la empresa se ha financiado con una emisión de bonos por 500 millones en las últimas semanas. Por su lado, Enterprise también está sufriendo los embates de la crisis, pero cuenta con un negocio más diversificado y menos dependiente del alquiler en aeropuertos.