Propuestas para mejorar el turismo español

Hotel del Algarrobico, declarado ilegal por múltiples sentencias judiciales, con activistas de Greenpeace protestando | Foto: Greenpeace

El negocio turístico español ha sido un éxito en los últimos cuarenta años, pero a costa de excesos que ahora empiezan a pasar factura y a degradar esta actividad económica. Un estudio publicado por la Escuela de Organización Industrial (EOI) considera que en el turismo español “se impuso de manera intensiva un sector inmobiliario, que se relacionó con la llegada del turismo residencial o turismo no hotelero”. Como consecuencia, “el último censo de aquellas viviendas calificadas en principio con uso de vivienda vacacional y turística alcanza la escandalosa cifra de más de 6 millones viviendas en el último año”, según el mismo informe. El desaforado crecimiento inmobiliario en las costas españolas es sólo uno de los muchos problemas que aquejan al sector, que sobrevive, en parte, gracias a las convulsiones sociales que sufren destinos competidores, como Egipto o Túnez, que permiten que los turistas extranjeros sigan viendo a España como un lugar seguro y atractivo en precio.

El estudio es muy crítico con lo que denomina “expansionismo turístico”, es decir, la construcción descontrolada de hoteles e infraestructuras en zonas del litoral mediterráneo y la montaña. A este respecto, los autores del trabajo critican que “ha habido una gran obsesión por el crecimiento cuantitativo, lo que ha llevado a un cierto desorden en numerosos destinos y al expansionismo como horizonte”. En el informe también se califica como “lamentable” el “importante descuido ambiental” de muchos destinos.

Propuestas de mejora

Pero no todo son críticas. El trabajo de la EOI, una escuela de negocios público-privada dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, contiene una serie de ideas para mejorar el turismo español con un plan de inversiones turísticas. El mismo supondría un gasto de 35.000 millones de euros en seis años, entre 2014 y 2020. En este plan se contempla la creación de un 10% de nuevas habitaciones hoteleras (180.000 plazas), la mayoría de alta categoría, lo que implicaría una inversión de 16.800 millones de euros. A éstas se añadirían cerca de 200.000 viviendas de uso turístico de las que salpican el litoral español y que no se han vendido tras la irrupción de la crisis económica, sumando 1 millón de camas. El estudio aboga por una moderación en el crecimiento de habitaciones hoteleras y por la orientación hacia establecimientos de mayor categoría. Con esto último se conseguiría atraer a un viajero con un mayor gasto en el destino.

La parte de la oferta también se tiene en cuenta en este plan, con la creación de 200 nuevos productos turísticos, con una inversión de 3.500 millones, y la renovación de productos y destinos, con otro desembolso de 3.500 millones. El plan de inversiones propuesto por la EOI se basa en la innovación e incluye otras medidas de gestión, comunicación, la creación de un Centro de Innovación, políticas de calidad y ayudas a empresas (esto último cifrado en 1.750 millones de euros). Una parte interesante es la que se refiere a las políticas formativas dirigidas a los empleados del sector turístico, para las que se prevén 35.000 acciones semanales a 30.000 euros por cada acción, durante siete años. Es decir, un total de 1.050 millones de euros en formación.

Sostenible e inteligente

Las conclusiones de la EOI son que el turismo del futuro en España debe ser “más sostenible en cuanto a la protección ambiental, las economías artesanales y la permanencia de las poblaciones en sus territorios”. Incluso los autores del estudio recomiendan que “se ha de configurar un turismo para los próximos años que modere de manera sensible las tasas de variación anuales”, por lo que “nunca se deberán sobrepasar incrementos anuales por encima del 4 %”. Esta recomendación se realiza tanto en los movimientos de viajeros como en las estancias o pernoctaciones que los mismos realizan en España.

Para este informe se ha preguntado a diferentes expertos del sector. Y, a pesar de las buenas noticias que se trasladan siempre sobre el turismo, los problemas han aflorado. En primer lugar, la caída del rendimiento de las inversiones en turismo, con RevPAR (ingreso medio por habitación disponible) muy bajos y con fuertes competencias en precio. A ello se suma la “degradación ambiental y turística”, junto con la “progresiva caída de la calidad de los servicios y productos turísticos” y el “estancamiento en la generación de empleo en el sector”. Otro problema relevante es la incapacidad sectorial para captar turistas de gasto elevado.

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