MADRID.- El Consejo de Ministros del pasado 13 de diciembre aprobó las cantidades que el Estado aportará a Renfe para que preste los servicios de Cercanías y Media Distancia (trenes regionales). Este tipo de transporte se paga de forma mixta con el objetivo de que el cliente no abone las cantidades totales, que excederían los precios de un servicio público, por lo que el Estado aporta una parte y el usuario otra. Otros entienden que este modelo es un copago, porque al final el dinero público que se usa para abonar el servicio procede de los impuestos que se cobran a los ciudadanos. A medida que ha avanzado la crisis, la aportación estatal se ha ido disminuyendo, mientras que el Gobierno ha aumentado las tarifas de Cercanías y Media Distancia para compensar esta reducción. Y este es el futuro que espera en los próximos años: precios más altos en los billetes de Cercanías y Media Distancia.
Ana Pastor, ministra de Fomento, ha presentado el gasto que su departamento dedicará a esta partida en los siguientes ejercicios. Así, a través de un contrato entre el Gobierno y Renfe, la empresa pública de ferrocarriles recibirá 510,21 millones de euros en 2013 para compensar los costes de prestar estos servicios (Cercanías y Media Distancia); 501,45 millones en 2014; y 495,38 millones en 2015. En total, 1.507 millones de euros en tres años. En la presentación que Pastor realizó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros detalló que las cantidades que abonará el Gobierno suponen un incremento del 21% con respecto a la de años anteriores (90 millones de euros más al año), sin indicar a qué años pasados se refiere para realizar la comparación. No deben de ser los últimos, si se compara con los Presupuestos del Estado de ejercicios anteriores.
La clave se encuentra en que Renfe se ocupa desde casi principios de 2013 de la gestión del servicio de los trenes de vía estrecha, que operan en el Norte de España, y de los que antes se ocupaba la empresa Feve (Ferrocarriles de Vía Estrecha), desaparecida e integrada en la primera. Es decir, antes de este cambio, el presupuesto de ambas entidades iba por separado. Si se revisan los Presupuestos Generales desde 2010 se pueden apreciar los gastos del Gobierno para financiar parte de los servicios de Cercanías y Media Distancia. Así, en 2010, el Ejecutivo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) destinó 429 millones de euros a Renfe y Feve para estos conceptos. En 2011, la cantidad fue de 619,8 millones de euros entre ambas empresas. En 2012, cuando el Gobierno del presidente Mariano Rajoy (PP) ya se encontraba en el poder, el importe destinado a Cercanías, Media Distancia y Feve ascendió a 898 millones de euros. En total, entre 2010 y 2012, la cantidad invertida en sufragar los costes de los servicios de Cercanías y Media Distancia ascendió a 1.946,8 millones de euros, un 29,2% más que la cantidad que se inveritá entre 2013 y 2015 (1.507 millones de euros). A pesar de estas cantidades, en 2012 ya se produjo la primera subida elevada en el precio del billete, con un aumento del 11%, que se ha vuelto a producir en 2013, con un incremento del 6% en 2013.
Hay que realizar una puntualización a estos datos: de la cantidad destinada en los presupuestos de 2012 (848 millones para Renfe y 50 millones para Feve), la cantidad que corresponde a Renfe incluye las obligaciones de ejercicios anteriores que no se habían pagado por el Estado a la empresa de ferrocarriles, junto con una cantidad para liquidar el contrato que el Estado y la empresa pública mantenían desde 2006 a 2010. Es decir, que una parte del importe que el Gobierno destinó en 2012 fue a tapar el déficit en el que había incurrido Renfe por prestar los servicios de Cercanías y Media Distancia en años anteriores, ya que las tarifas del servicio y la aportación gubernamental no cubrían todos los costes.
Subida en el billete
¿Qué aplicación tienen todas estas grandes cifras para el bolsillo del ciudadano? La caída en las aportaciones millonarias que el Gobierno realiza a Renfe para que preste los servicios de Cercanías y Media Distancia significarán incrementos en los precios de los billetes durante los próximos años. Ana Pastor tiene el firme propósito de que la empresa pública de ferrocarriles no pierda ni un euro en ninguna de sus operaciones. Fomento está preparando Renfe para la liberalización del transporte de pasajeros en el sector ferroviario y eso le exige conseguir, si no la rentabilidad, al menos el equilibrio en las cuentas de la empresa. Como se ve en las cantidades que el Gobierno tiene previsto aportar hasta 2015, estas van disminuyendo año tras año, por lo que sólo caben dos opciones. O se suben los precios de los billetes o se dan menos servicios. En las próximas semanas se sabrá la respuesta, ya que el Gobierno tendrá que proponer los nuevos precios para 2014.
Este afán por conseguir el equilibrio en las cuentas de Renfe también puede afectar a los trabajadores de la compañía. El Gobierno aprobó en la primera mitad de 2013 la escisión de Renfe en cuatro áreas de negocio: transporte de viajeros, tráfico de mercancías, talleres y alquiler de trenes. La primera es en la que se englobarán los servicios de alta velocidad y larga distancia (no subvencionados por el Estado) y los de Cercanías y Media Distancia. Según los sindicatos, la división de viajeros contará con 8.903 trabajadores, el 60% de la plantilla actual de Renfe (14.850 empleados). Por su lado, la división de talleres (Renfe Fabricación y Mantenimiento) contará con 3.552 trabajadores y Renfe Mercancías, con 1.700 empleados. Renfe, la matriz de la que dependerán todas las nuevas sociedades, se quedará con 662 trabajadores y la parte de alquiler de trenes con una veintena. Con toda seguridad, el Gobierno procederá a aplicar Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y despidos en algunas de estas sociedades, algo que ya barruntan los trabajadores y sindicatos, que han convocado una huelga general para el próximo 20 de diciembre.