Felicidades a Río de Janeiro. Tras meses de elucubraciones, la antigua capital de Brasil organizará los Juegos Olímpicos del año 2016. Sin duda, esta cita, junto con el Mundial de Fútbol 2014, ayudará a que el país iberoamericano se convierta en una potencia económica de primer orden y deje de ser un eterno país emergente.
Sin embargo, la ciudad de Río aún tiene varios handicaps, que serán superados con mucho trabajo. El primero de ellos es asegurar el número de plazas hoteleras necesarias para albergar a los turistas y aficionados que llegarán con motivo de los dos eventos. A esto se suma la necesidad de desarrollar las infraestructuras contenidas en el proyecto de candidatura, una de las que menos plasmación sobre la realidad tienen.
A los puntos anteriores hay que añadir el de la seguridad. Río de Janeiro es una ciudad segura en su circuito turístico, aunque fuera del mismo es cierto que el cuidado que debe tener el viajero es máximo. En ningún país se está exento de sufrir un problema, pero en Río, las desigualdades sociales tan contrastadas, aumentan estas posibilidades.
Madrid contaba con una candidatura excelente y prácticamente desarrollada, aunque resultaba iluso creer que ganaríamos la competición contra Río de Janeiro. La rotación de continentes ha pesado en la votación final, donde la candidatura madrileña habría arrasado si sólo se hubieran valorado los aspectos técnicos.
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