Rufino Calero, el emprendedor en serie de la hotelería, muere con 84 años

“El que nace hostelero tiene que morir siendo hostelero”, reconoció Rufino Calero, fundador de la cadena Vincci, a la revista Emprendedores para un perfil publicado en 2008. Y lo ha cumplido. Calero falleció el 28 de junio, con 84 años, como presidente de la cadena hotelera que levantó mano a mano con sus cuatro hijos. En 2015, el Gobierno español le concedió la medalla al Mérito Turístico en Sostenibilidad y Calidad, una de muchas distinciones que recibió a la largo de su carrera.

La hotelera Vincci fue su último proyecto; el primero se llamó Tryp Hoteles y lo fundó en 1975 junto con Max Mazín y Antonio Briones. Para entonces, Calero tenía una amplia experiencia en el negocio de la venta de habitaciones, puesto que comenzó a trabajar como administrativo en Husa Hoteles en 1953. Tryp acabó en manos de Sol Meliá (hoy Meliá Hotels) en el año 2000, cuando Calero decidió vender por desavenencias con sus socios. La operación se cerró por 360 millones de euros entre efectivo y acciones de Sol Meliá para los tres socios. Calero también obtuvo un puesto en el consejo de Sol Meliá, pero lo abandonó a los pocos meses porque no veía el negocio de la misma manera que la familia Escarrer y porque seguía llevando dentro el afán creador, un aspecto que es difícil encorsetar en un sillón de ejecutivo.

Rufino Calero pertenece a la primera generación de empresarios turísticos españoles que entre 1960 y 1970 pusieron las bases del negocio en el país mediterráneo. Como otros de su generación, Calero fue un empresario hecho a sí mismo en una época en la que los MBA no existían y los mejores contactos y la más amplia experiencia se conseguía trabajando en empresas durante años. Un lujo difícil en el actual siglo de los trabajos temporales y los continuos saltos profesionales entre compañías. Estos empresarios aprovecharon las últimas décadas de la dictadura franquista, cuando se produjo una apertura económica en España, para desarrollar negocios que se alimentaron de los turistas europeos que buscaban el sol y la playa española.

Además de hotelero, Rufino Calero también era conocido por su afición al mundo del toro. Sus hoteles eran una referencia para el alojamiento de toreros y Calero llegó a tener la ganadería el Cahoso en Extremadura.

Como hombre hecho a sí mismo, Calero no tenía pelos en la lengua y en muchas ocasiones criticó el comportamiento de otros empresarios turísticos, por ejemplo, con las bajadas de precios indiscriminadas. En una entrevista concedida al diario Abc en 2002 afeó el comportamiento individual de los hoteleros con tendencia a negociar rebajas de precios por separado con los turoperadores con el fin de mantener los hoteles llenos. Calero abogaba por hacerlo de forma conjunta, con apoyo de una campaña gubernamental de promoción de España. Y, además, Rafael Calero era consciente del gran error del negocio hotelero español, que todavía arrastra, de competir por precio en vez de por calidad. “Vendemos sueños”, decía Calero en referencia a la experiencia turística y de ocio que se debía comercializar. Esta fue la filosofía que puso en marcha en Vincci, con hoteles urbanos de cuatro y cinco estrellas (también vacacionales).

A pesar de esta estrategia, Vincci también lo pasó mal durante la crisis económica financiera que se desató en 2008. En 2014 la compañía hotelera arrastraba varios años de pérdidas y se vio presionada por sus bancos acreedores, Bankia entre ellos, la antigua Caja Madrid que fue rescatada por el Gobierno español, que le habían refinanciado su elevada deuda. La empresa intentó despedir al menor número posible de empleados y acordó con sus sindicatos rebajar los salarios durante varios años. La mejoría de los flujos turísticos desde 2016 supuso la mejora económica de Vincci.

Rufino Calero nació en 1935 y en 1961, con menos de 30 años, ya había comprado su primer hotel en Zaragoza, el Gran Vía. Con posterioridad dirigió el Hotel Edelweis en Candanchú, un alojamiento de montaña que no tenía nada que ver con los hoteles urbanos en los que se había formado hasta entonces. Mucho después de esta experiencia puso en marcha el primer hotel de nieve con categoría de cinco estrellas en España. Ya en los años 70 del siglo pasado vino la creación de Tryp y en 2001, con 65 años, la fundación de Vincci.

Además de la experiencia que ha dejado en sus hijos y la huella en el sector hotelero, Rufino Calero lega Vincci, una hotelera con 37 alojamientos, 29 de ellos en España, 3 en Portugal y 5 en Túnez.

Related posts

Salzburgo, ganas de disfrutar

Un juego para cualquier momento

Algunas de las ciudades más vanguardistas en España