MADRID.- Los administradores concursales comienzan a poner cifras a la ruina de Spanair, la aerolínea catalana que quebró a principios de 2012 tras no poder financiarse. La deuda de la aerolínea se sitúa en los 508,6 millones de euros, según el informe provisional de la administración concursal. Sin embargo, los activos de la compañía (aquellos bienes con los que tendrá que hacer frente a sus obligaciones) ascienden a 53,8 millones, un 10,5% de la deuda total.
El informe del Juzgado de lo Mercantil número 10 de Barcelona explica que la partida más importante de la deuda son las indemnizaciones por despido de los trabajadores de la aerolínea. Estas indemnizaciones están valoradas en 76,2 millones de euros.
El informe de la administración concursal deja claro que el fin de Spanair llegó por las pérdidas recurrentes de los últimos ejercicios económicos. Desde que la Generalitat catalana, a través de empresas instrumentales junto con empresarios catalanes, se hizo con la aerolínea, ésta no dio resultados positivos. Para enjugar estos resultados, la Generalitat, a través de créditos públicos, realizó diversas ampliaciones de capital en Spanair que pretendían financiar su actividad para conseguir los beneficios.
La falta de liquidez que empezó a afectar a las empresas españolas desde 2010 también pudo con Spanair, que no encontraba recursos para atender sus pagos más inmediatos. Los incrementos del precio del petróleo también incidieron en los resultados de la compañía. El cierre de Spanair afectó a 2.075 trabajadores, algunos de los cuales pudieron encontrar trabajo en otras aerolíneas.