Suspensión de vuelos a Israel: ¿mensaje o cuestión de seguridad?

Vistas de Jerusalém desde el barrio de Yemin Moshe | Foto: Turismo de Israel

Oriente Próximo sigue siendo una zona difícil, con muchos intereses en los que grandes potencias no quieren ceder su parcela de poder. Y ello lleva a que la región sea caldo de diversos conflictos que, con mayor o menor intensidad, se manifiestan continuamente. Conocida es la situación en Siria, que afecta al Líbano y parte de Irak. Pero desde hace una semana, Israel y Palestina se enfrentan de forma desigual a consecuencia de las muertes de tres jóvenes israelíes a manos de extremistas islámicos. Desde entonces, Israel ha iniciado un ataque con bombardeos en la franja de Gaza que se ha cobrado la vida de 620 palestinos, la mayoría civiles, y 30 israelíes, todos ellos parte del ejército del país mediterráneo.

Más allá de las consecuencias geopolíticas de este enfrentamiento, el turismo y los negocios en Israel también se ven afectados por el mismo. EEUU y Europa han recomendado a sus aerolíneas que no vuelen al aeropuerto de Tel Aviv, capital de Israel, tras la explosión de varios cohetes en una localidad cercana al aeródromo, lo que podría restar un 30% de visitantes al país. La suspensión de vuelos será preventiva durante un plazo de 24 horas, pero podría ampliarse si se repiten hechos similares. La Administración Federal de Aviación de los EEUU (FAA) ha sido taxativa y ha prohibido a sus aerolíneas volar al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv al considerar que los dos artefactos que han estallado crean una “situación potencialmente peligrosa”. El plazo vence este miércoles y entonces la FAA valorará la situación para continuar o levantar la medida. Acto seguido, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) realizó una recomendación a las aerolíneas del continente y las principales han cancelado sus vuelos a Israel: Air France-KLM, el grupo Lufthansa, Iberia o incluso Turkihs Airlines. Sin embargo, El Al, Arkia o Israel Airlines siguen operando desde el país.

La decisión estadounidense y europea supone un precedente y puede dañar la economía israelí de forma considerable, ya que el país mediterráneo tiene una alta dependencia de los vuelos exteriores a Europa y EEUU por cuestiones turísticas, de negocio, intercambios estudiantiles e investigativos. Máxime en un país rodeado por estados como Líbano, Siria, Jordania o Egipto, con los que mantiene escasas relaciones. Israel, cuyos circuitos turísticos se encuentran lejos de las zonas de conflicto, estaba levantando cabeza tras las pérdidas de turistas que sufrió con las últimas Intifadas palestinas. En 2013, Israel recibió 3,54 millones de turistas, un 0,5% más que en el año anterior, con unos ingresos de 8.400 millones de euros por turismo extranjero. El país es un destino para el turismo religioso, ya que cuenta con los principales lugares de culto para los cristianos y con productos como el Sendero del Evangelio.

Según las propias estadísticas de Israel, por los aeropuertos del país pasaron 12,52 millones de pasajeros en 2012, un 1,5% más que un año antes. Para hacerse una idea, de todo este tráfico, sólo el 6,2% es aportado por aerolíneas estadounidenses, mientras que las europeas aportan el 30,9% de los pasajeros. A pesar de ello, las aerolíneas israelíes mueven el 39% de pasajeros y en sus vuelos también se encuentran clientes de nacionalidad europea y estadounidense, ya que El Al, la mayor de ellas, cuenta con operaciones internacionales. Es decir, que la suspensión de vuelos le restaría a Israel más de un tercio de sus pasajeros anuales, además de la imagen que se está transmitiendo al mundo.

Las previsiones de la OMT señalaban un incremento del 5% en el turismo en la región de Oriente Medio durante 2014. Aunque esta zona también comprende determinados emiratos árabes del Golfo Pérsico que siguen obteniendo buenos resultados, la realidad es que los conflictos que se desarrollan en Israel, Siria e Irak harán muy difícil que las cifras de turistas se eleven. En 2013, la subida de viajeros en esta región sólo fue del 0,3%.

John Kerry, secretario de Estado de EEUU (cargo similar al de ministro de Asuntos Exteriores), viaja esta semana a Israel para intentar un alto el fuego. Quizá la suspensión de vuelos sea una medida de presión, ya que la industria turística del país da empleo a más de 100.000 personas de forma directa, e indirectamente a 195.000 trabajadores, un 6% de todos los empleados israelíes. La decisión también ha sido tomada tras el derribo del vuelo MH17 del Malaysia Airlines en Ucrania, se supone que por un misil de los separatistas rusos.

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