El discurso oficial, constante, mantiene que las actividades turísticas son generadoras de empleo y de riqueza. Lo que no detalla es qué tipo de empleo (de qué calidad) y qué riqueza. Los datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, muestran que 12 millones de personas trabajan en actividades relacionadas con el turismo en la Unión Europea, un 9% de todo el mercado de trabajo europeo. Pero estos datos también visualizan la precariedad de este sector, sobre todo para las personas jóvenes y con menor formación, y más en el área concreta de los alojamientos.
Así, el 21% de los empleados en turismo en toda la Unión Europea tienen un contrato de trabajo temporal, frente al 14% de los trabajos en el resto de la economía. Los datos son muy variables y dependen del país, desde el 8% de temporalidad en turismo del Reino Unido, la más baja, al 44% de temporalidad en la isla de Chipre. Sin embargo, es el sector del alojamiento el que más contratos temporales concentra: en concreto un 25% de los trabajadores de este subsector en toda la Unión Europea cuentan con un contrato temporal. Y a ello se suma que el salario medio de los trabajadores en alojamientos era de 9,5 euros por hora, según datos de 2010.
Las cifras del sector hotelero contrastan con las de otras áreas de actividad, como las aerolíneas, donde la temporalidad asciende a un 8% de los contratos, mientras que el salario medio es de 23,6 euros por hora. O las agencias de viajes y turoperadores, donde la temporalidad alcanza al 17% de los empleados, con sueldos medios de 13 euros la hora. Es decir, que se puede considerar a las actividades de hostelería, en su conjunto, como las que presentan menor garantía de un trabajo estable y las que dispensan sueldos más escasos.
Los datos son medias, es decir, producto de valores comprendidos entre una magnitud máxima y mínima. Pero sirven para hacerse una idea de una realidad que se ha venido denunciando constantemente, como es el uso de trabajadores deficientemente pagados en la industria hotelera. El estudio de Eurostat explica que el sector turístico “usa una fuerza de trabajo joven, con una proporción alta de contratos temporales, lo que supone una desventaja en el mercado de trabajo, que va hacia unos bajos costes laborales y bajos ingresos para los empleados”.
Hay otro dato que destaca sobre los demás, y es que el 58% de los empleados en actividades turísticas son mujeres, frente al 36% en el resto de actividades de la economía europea. Pero es que el 30% de estas mujeres cuentan con un contrato de trabajo a tiempo parcial (es decir, con una jornada reducida, que no es lo mismo que un contrato temporal), comparado con un 14% de los hombres. Este dato vuelve a poner de relieve la dificultad de conciliación de la vida familiar con la laboral para las mujeres. Además, en las actividades de alojamiento la parcialidad de la jornada laboral alcanza al 25% de los contratos, mientras que en transportes se reduce al 18% y en agencias de viajes al 23%. Sin embargo, es significativo que sólo Grecia, España, Chipre y Portugal tienen una proporción de trabajadores a tiempo parcial en turismo inferior al del resto de sus economías.
El último dato que llama la atención sobre el mercado de trabajo en los alojamientos es que en España, Malta y Portugal la mitad de los empleados tienen un nivel educativo inferior, es decir, no han llegado a acabar la secundaria. Ello está ligado con las retribuciones más bajas, pero también con el deficiente valor que puedan aportar estos empleados a sus empresas.