Fitur cumple 29 años, pero todavía parece que “somos nuevos”. Hoy, día de la inauguración, servidor ha querido entrar en la feria a eso de las 11 de la mañana y le ha sido imposible. Al menos por la Puerta Sur del recinto ferial Ifema, la más próxima a la salida de Metro Campo de las Naciones. Una fila que daba varias vueltas sobre sí misma hacía tedioso esperar el turno para acceder a la feria. Parecía un casting de extras para una película. A eso se ha sumado que la entrada principal a Ifema estaba cerrada y sólo se podía acceder, siempre desde la Puerta Sur, a través del pabellón 1.
Pues bien, ni corto ni perezoso, me he dado la vuelta a todo el recinto ferial para acceder a través de la Puerta Norte. Allí prácticamente no había nadie y no he tardado ni dos minutos en traspasar la puerta de entrada. Sin embargo, a la hora de acreditarme ha venido otra odisea: mi inscripción como periodista estaba registrada desde el 15 de enero, pero hete aquí que, en pleno siglo XXI, el ordenador de la amable azafata que acreditaba a prensa estaba “vacío”. Es decir, que no podía verificar si yo ya estaba acreditado porque ese ordenador no estaba habilitado para acceder a la base de datos y comprobarlo. O eso me ha dicho. Viendo esto no es de extrañar que este año se haya suspendido SIMO.
Casi treinta años y aún no hemos aprendido a facilitar la vida a la gente, ni siquiera en época de vacas flacas. Y así nos va.